A la edad de 12 años, los jóvenes comienzan a realizar búsquedas activas de contenido para adultos en Internet.
La pornografía y la prostitución son temas tabú en nuestra sociedad a pesar de estar muy presentes en ella. Desde jóvenes, tanto hombres como mujeres, han realizado búsquedas de pornografía a través de Internet. Lee este libro para comprender y analizar el problema.
Hace dos años, la plataforma Netflix realizó un test a más de mil jóvenes en España para analizar este consumo. Entre el 18 y 28 de diciembre de 2018, la plataforma tomó una muestra de jóvenes entre 18 y 26 años para realizar el test, cuyo resultado principal fue que el 80% de los hombres y más del 50% de las mujeres ven porno para aprender sobre el sexo.
Por otro lado, Save The Children realizó otro estudio para conocer la tendencia que lleva a los adolescentes a empezar a consumir pornografía. En un artículo de El Periódico, aparecen diversos testimonios de algunos de los jóvenes que han participado en el estudio. Jaume, un joven de 19 años, declaró que “la primera vez que me llegó un contenido [pornográfico] vía redes sociales fue, más o menos, sobre los 13 años. En este contenido el hombre, la mayoría de veces, está en una posición de poder y la mujer acaba siendo la sumisa. Indirectamente nos imaginábamos que esto era realmente cómo funcionaban las relaciones de pareja […] El consumo de pornografía es una vía de escape porque no recibimos ningún tipo de educación sexual”.
Esta investigación de carácter cuantitativa y cualitativa llevó a la conclusión de que los hombres consumen mucho más pornografía que las mujeres. Según el artículo, los chicos inician la búsqueda como un rito de iniciación, mientras que la mayoría de las chicas lo encuentran de manera accidental a través de anuncios y están más expuestas a recibirlo por desconocidos. Otra diferencia es que los hombres jóvenes lo consumen para satisfacer sus necesidades mientras que las jóvenes lo buscan saber qué se espera de ellas. Por otro lado, los adolescentes que pertenecen al colectivo LGTBI+ buscan referentes con una similar identidad sexual.
Desde luego, consumir pornografía se convierte en lo más parecido a educación sexual para muchos jóvenes. Un artículo de RTVE asegura que en España el porno mueve alrededor de 400 millones de euros según las estadísticas de PornHub.
El problema llega cuando las personas únicamente tienen estos contenidos como referente sexual. Gran parte del contenido pornográfico está basado en relaciones con violencia, cosificación de los cuerpos, poca empatía y nada de sensibilidad. Trasladar estos imaginarios a la vida real puede convertir las relaciones sexuales en algo desagradable para algunas personas.
Para algunos, la pornografía pasa a la realidad con la prostitución. Una encuesta telefónica anónima realizada en España a más de mil hombres entre 18 y 70 años recogida por El Mundo analiza el perfil del cliente de la prostitución. El estudio es dirigido por Carmen Meneses, antropóloga de la Universidad de Comillas, y escrito también por Antonio Rua y Jorge Uroz. Su título es ‘Explorando los motivos para pagar los servicios sexuales desde las opiniones sobre la prostitución’ y busca conocer los motivos de los españoles para pagar por servicios sexuales.
El 20,3% de los encuestados afirmó haber pagado alguna vez en su vida por tener sexo con una prostituta. Además, el estudio divide a los clientes en seis grupos a los clientes de la prostitución. El primero de ellos es los ‘ociosos’, al que pertenecen el 24,1% de los clientes. En este grupo aparecen los hombres que buscan la prostitución como una actividad de diversión y ocio. “Se trata en muchos casos de jóvenes que salen en grupo de juerga. Si la noche concluye y no han ligado, acuden a clubes y pagan por mantener relaciones sexuales. Para ellos el burdel es una continuación de la discoteca, de la diversión”, asegura Meneses.
Otro grupo son los ‘cosificadores’, constituido por el 21,7%. En él están los clientes que buscan sexo puro y duro sin sentimientos. De esta forma, las mujeres son solo cosas para estos hombres, instrumentos de servicio. Los ‘buscadores de pareja’ representan al 21,7% y son varones que no tienen pareja y van a los clubes para buscar sexo y compañía estableciendo una relación afectiva con la prostituta.
Los ‘arriesgados’ representan el 19,8% y son los hombres que se ven atraídos por el riesgo y peligro además del sexo. Por otro lado, los ‘personalizadores’ son el 12,6% de los hombres que buscan compañía además de sexo. Por último, está la categoría de los ‘agresores’, que “se trata de aquellos que recurren al sexo de pago para ejercer violencia sobre las prostitutas. Pero este perfil no emerge en las encuestas, los hombres que son agresores no te dicen que lo son cuando les preguntas al respecto”.