Muchas cosas están cambiando en nuestra vida. La pandemia está saturando, ola tras ola, al sistema sanitario, retrasando o cancelando pruebas y operaciones de pacientes con otras patologías. Los ambulatorios se han visto desbordados. Las urgencias de los hospitales están al borde del colapso. Una solución para atender a otros pacientes ha sido la telemedicina.
Médicos y pacientes se están viendo abocados a acudir a la medicina telemática, por lo que el sector se ha visto obligado a acelerar los avances en los procesos de transformación digital. Según describe la empresa Asho, dedicada al asesoramiento hospitalario y codificación clínica en España, los avances que se esperaban en tres años han tenido lugar en tres meses.
Según la tercera edición del estudio de Salud y Estilo de Vida de Aegon, siete de cada diez usuarios de la telemedicina declaran que les ha sido útil. Pero la telemedicina no es una novedad, pese a que su incorporación al sistema sanitario estaba siendo muy lenta. Con los avances incorporados se ofrece la posibilidad de gestionar de forma más eficiente tanto los hospitales como los centros sanitarios y los pacientes. Y en paralelo, poder investigar las nuevas enfermedades (la Covid-19 es una de ellas) a fin de una detección precoz y un tratamiento específico, minimizando contagios.
El sector sanitario empieza a reconocer que la tecnología ha jugado un papel fundamental en la gestión de la crisis sanitaria. Consultas virtuales, por teléfono, resultados por internet o seguimiento de pacientes a distancia se han vuelto una realidad. Todo apunta a que estas prácticas han llegado para quedarse cuando ya no haya pandemia porque, además, pueden servir para reducir listas y tiempo de espera, evitar desplazamientos innecesarios y eliminar la burocracia de la atención sanitaria. Todos estos factores contribuyen a mejorar la gestión sanitaria, subrayan en Asho.
No obstante, parece obvio que la telemedicina no va a servir para todo. De ahí que también desde el sector se empiece a pedir que se le ponga límite, aunque formando a los profesionales sanitarios en las competencias digitales y poniendo más recursos en las infraestructuras para su implantación.
En este sentido, cabe mencionar que en el mencionado estudio de Salud y Estilo de Vida, uno de cada tres encuestados afirman haber usado la telemedicina durante la pandemia. La medicina telemática ha abierto el camino para dejar atrás largos procedimientos que incomodan al paciente y retrasan al médico.
Se ha podido comprobar que muchas de las operaciones que se llevaban a cabo no eran necesarias y que el uso de medios telemáticos complementarios resulta en una mayor eficiencia del sector. De hecho, según la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), los médicos de cabecera, durante la pandemia, realizaban una media de 32 actos médicos a través de la telemedicina y reducía apenas a una decena el número de pacientes que eran atendidos de forma presencial.
En este contexto, desde Asho concretan que “este proceso facilitó que los pacientes que de verdad necesitaban una atención presencial fueran atendidos de manera más rápida y con un mayor cuidado médico, ya que las demás patologías no dejaron de existir en tiempos de Covid-19”.
La implantación de la telemedicina necesitará de un proceso largo todavía, con muchos retos y desafíos porque queda mucho por hacer para que la transformación digital en el sector sanitario sea efectiva. La pandemia ha obligado a que profesionales y pacientes empiecen a relacionarse en la que parece será la atención sanitaria en un futuro cercano.