El alcoholismo y las toxicomanías matan a millones de personas al año y arruinan la vida de otras tantas. Si bien existen muchos tratamientos que podrían evitar estas muertes, no se dispensan en su totalidad debido a que estas personas están estigmatizadas.
El motivo de esta situación es porque la sociedad todavía considera a las personas adictas como personas con una moral endeble y con defectos de carácter. Esto, pese a que la ciencia ha establecido desde hace tiempo que la adicción se da por una alteración cerebral compleja.
El hecho de que se les señale e, incluso, de que la comunidad sanitaria les preste una atención deficiente, provoca que estas personas estén más estigmatizadas y dejen de acudir al centro médico.