“España es un país de chorizos“. “Necesitamos políticos que sepan lo que es una empresa y el mundo real”, son expresiones formuladas por por el Profesor Gay de Liébana, Doctor en Economía y Derecho en su explicación sobre la economía nacional, y son aplicables a cualquier momento de la vida de nuestro país, gobernada desde la transición democrática, por políticos de todos los colores.
La “pillería” española tiene un botón de muestra en la novela El Lazarillo de Tormes, obra, en principio anónima, pero que, según la paleógrafa Mercedes Agullón, cree que la escribió Diego Hurtado de Mendoza.
Botón de muestra del común hacer de muchos españoles que pueden hacerlo y no están “fichados“ por su nómina, al tratar por todos los medios de ingresar a la Hacienda Pública, tanto trimestralmente, como anualmente, la menor de las cantidades posibles, es decir de ocultar, engañar, en muchos de los casos, al Erario Público, es decir, a la Caja Común de todos los españoles.
La expresión “Hacienda somos todos“ es una realidad, pero fue solo un eslogan que en su día utilizó el Ministro de Hacienda de turno en su momento, para intentar “tratar de concienciar” a los contribuyentes españoles de que sus declaraciones de ingresos a la Hacienda Pública lo fueran por los ingresos reales que percibían por todos los conceptos con las deducciones y gastos legalmente establecidos.
El eslogan no funcionó porque la “pillería”, el engaño, el fraude, la ocultación de las rentas percibidas y bienes a las arcas del Estado, que son, teóricamente, las de todos, están implantadas en la cultura española.
Pero esa “pillería”, ese engaño, esa ocultación, tienen un motivo, una causa clara, evidente y demostrada y ese motivo es que España siempre ha tenido y sigue teniendo gobiernos “chorizos” (expresión del Profesor Gay de Liébana) que se han creado una cohorte de asesores y asistentes entre compromisos, amiguetes, y leales (el voto clientelar y sumiso), empezando por el número de Ministerios, sin demostrar en momento alguno a dónde van a parar los ingresos a la Hacienda Pública de los contribuyentes, los cuales vienen comprobando, a través del tiempo, cómo el dinero de sus impuestos va a parar a los bolsillos de los gobernantes y de sus camarillas, y, con ello, a subir extraordinariamente el nivel de vida de todos ellos, mientras que ellos, los contribuyentes, no saben ya qué hacer para llegar al final de mes, en el caso de no estar en las trágicamente populares “colas del hambre”.
Esto ha hecho que el padrón de Andorra y de otros muchos países con unos impuestos notoriamente más bajos que los que hay en España, se hayan visto aumentado enormemente, y es que los sufridos contribuyentes han visto cómo con sus impuestos lo que han hecho es ir creciendo el patrimonio de su gobernantes y camarillas.
A la vista de todo ello, muchos ciudadanos españoles, entre los que se encuentran actores, actrices de cine y teatro, empresarios, cantantes, integrantes de ese mundillo televisivo popularmente conocido como el “famoseo” y otros muchos de todas las categorías profesionales, y a título de muestra o ejemplo, han encargado a “ingenieros fiscales”, fórmulas variopintas y “triquiñuelas fiscales” para distraer al erario público español parte de sus ganancias con fórmulas que van desde las supuestas sociedades mercantiles interpuestas, hasta el cambio de domicilio fiscal, pasando por innumerables combinaciones tributarias. Los “inventos” de las asesorías fiscales” han ido proliferando y, con ello, la persecución de la Inspección Tributaria también.
Tras una pandemia que ha dejado a empresas familiares y no familiares, en situaciones trágicas y, en numerosos casos, en quiebra, los gobernantes españoles tienen como única obsesión la subida de impuestos, yendo en su política económica nacional, al contrario que el resto de Europa. España, a ojos de Europa, es una nación fracasada por la polarización política y la estructura territorial según el periódico la Vanguardia y según un artículo publicado por el economista Friedrich Leopold Sell en el Neue Zürcher Zeitung.
La llamada “ingeniería fiscal” o en sus casos, la “huida” de España es para muchos, la única alternativa para su supervivencia. Hay españoles que por diversos condicionantes no pueden hacerlo, pero los que sí pueden, no se lo piensan porque la asfixia profesional y económica a la que los gobernantes les tienen sometidos en España les hacer cruzar las fronteras en busca de un destino digno, sin verse obligados a tener que alimentar los abusos recaudatorios y las trampas de los gobiernos de España.