Salvador Illa y Carolina Darias son los dos ministros de Sanidad más recientes en el Gobierno de España. Ya son 26 los ministros de Sanidad que ha habido desde la Transición democrática del postfranquismo (1977) hasta nuestros días. Ministros de UCD, del PSOE y del PP. Y de estos 26, en 44 años transcurridos sólo cuatro estudiaron Medicina: dos del PP (Ana Pastor y Bernat Soria) y dos del PSOE (Carmen Montón y María Luisa Carcedo).
Salvador Illa y Carolina Darias, ¿qué nos pasa, doctor? Ser médico no habilita necesariamente para ser buen ministro de la cosa. Pero si lo que los partidos que gobiernan buscan buenos gestores (porque llevar el gigantesco entramado sanitario requiere una mente privilegiada), el balance no ha salido muy allá, que digamos. Hasta Leire Pajín ocupó la cartera. No digo más.
Fijémonos en los dos últimos: Salvador Illa y, ahora, Carolina Darias. Cuentan los “generalmente bien informados” que a Illa le dijeron que se instalase en Madrid y en Sanidad por dos motivos, que en realidad eran tres.
Salvador Illa: tres motivos para ser candidato
Primero, porque con él, Pedro Sánchez, llenaba el “cupo” del PSC.
Segundo, porque, aunque Salvador Illa sea licenciado en Filosofía (y filosofando ha estado), “no t’has de preocupar de res, noi, que Sanitat és un ministeri molt tranquil” (“no tienes que preocuparte de nada, chico, que Sanidad es un ministerio muy tranquilo”), le dijeron. Vaya tino. Igualito que lo que le dijo por teléfono el rey Juan Carlos al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, la noche del 23-F: “Tranquil, Jordi, tranquil. Que és la Guàrdia Civil”…
Y tercer motivo: porque, como miembro del Gobierno y en un “ministeri tranquil”, Salvador Illa podría “sestear” entre lecturas de Heródoto y Plinio y estaría “calentando motores” para las elecciones catalanas, éstas a las que negó rotundamente que fuera a presentarse justo la víspera de anunciar su candidatura.
Salvador Illa pretende moverle la silla a los “orioles” del (ex) presidiario Junqueras y a los “guiñoles” del prófugo Puigdemón, Quim Torra (inhabilitado) y Pere Aragonès (“interino”, y que quede bien claro que de “Aragonès” sólo tiene el apellido).
¿Y Miquel Iceta?
¿Y Miquel Iceta, secretario general del PSC y candidato “in péctore” a la Generalitat, hasta ahorita mismo? Los hay que dicen que Sánchez le ha “castigado” por el apoyo de Iceta a la AMI (Associació de Municipis per la Independència) en 2015; por “irse de la lengua” en 2019 sobre sus conversaciones telefónicas (las de Sánchez) con Torra, que tenían que mantenerse “en secreto”, y por manifestarse claramente a favor de indultar a todos los independentistas encarcelados, ahora que estamos en vísperas de la campaña electoral catalana.
Pero quienes conocemos personalmente a Miquel Iceta desde hace bastantes años y hemos llegado a tener una relación cordial con él (en mi caso, hasta que Sánchez recuperó la secretaría general del partido, después de haberle echado en 2016), quienes le conocemos, repito, creemos que Iceta ha aceptado para que Illa (e indirectamente, Sánchez) se queme en el intento, en caso de fracasar. Que Iceta sea “el ministro bailón”, como le llaman, no ha influido. A Sánchez le bailan en La Moncloa todos al son que toca. Todos, menos Pablo Iglesias, claro. Pero esto ya es otra historia.
Carolina Darias: la nueva con cuentas viejas
Y llega ahora Carolina Darias, una de las ministras más “grises” del Ejecutivo de Sánchez, y no por su masa cerebral, precisamente. En su Canarias natal, dejó varias cuentas pendientes, sobre todo con la Guardia Civil. Siendo delegada del Gobierno en las islas mandó construir un nuevo acuartelamiento del SIVE (Sistema Integrado de Vigilancia Exterior) para la Benemérita, y aprobó que el proyecto se construyera sin cuartos de baño. Cuando los guardias le señalaron tal “olvido”, doña Carolina, “sostenella y no enmendalla”, dijo que el proyecto seguía adelante, hasta que un alto mando del Cuerpo la convenció, por fin, para unas obras de reforma que los incluyesen.
O cuando les prohibió comer y beber durante su jornada laboral, ocho horas de guardia sin poder turnarse ni moverse de la silla, perennes ante los monitores de vigilancia que alertaban de la llegada de pateras. Los guardias lo denunciaron y ella lo negó todo y los llamó “mentirosos”, lo que provocó que los beneméritos sindicatos exhibiesen la Orden de su Delegación de Gobierno, firmada por ella con fecha 19 de agosto de 2008, y que prohibía textualmente “la tenencia de cualquier alimento o bebida” en las instalaciones.
Sí, es Carolina Darias
Y sí: hablamos de la misma Carolina Darias que, ya como ministra de Sanidad, ha prometido inmunizar del Covid-19 “muy pronto” al 70% de la población española, cuando aún no hay stock de vacunas, ni las suficientes jeringuillas adecuadas para administrarlas.
La misma Carolina Darias que descarta sancionar a los 700 sinvergüenzas que se han “colado” en las listas de vacunación, valiéndose de sus cargos (políticos, en la mayoría de los casos).
La misma Carolina Darias que amenaza con multar a una joven pareja de novios que se juntan a pesar de pertenecer a términos municipales distintos, perimetralmente cerrados, con 600 euros de multa para cada uno, “por delito contra la salud pública”.
Esa, esa Carolina Darias.