¿Riesgo cero?

Lo “políticamente correcto”  es decir que en terrorismo y en otros muchos delitos, el “riesgo cero” no existe. Nadie en los medios de comunicación, ni Periodistas, ni los llamados “tertulianos”, ni los profesionales invitados, que en muchos casos, se convierten en “fijos” , se atreven a llamar a las cosas por su nombre y con ello a denunciar la incompetencia e inoperancia , en muchísimas ocasiones, de los Servicios de Inteligencia, el Centro de Inteligencia de la Unión Europea, El Mossad, la Agencia Central de Inteligencia estadounidense, conocida como la  C.I.A.,  el Centro Nacional de Inteligencia, conocido por el CNI y  los llamados , cursimente, “Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado, título larguísimo para los que en definitiva son la Policía y la Guardia Civil, de España.

Agencias internacionales y nacionales de espionaje e información, y las Policías igualmente nacionales e internacionales, entre otros, siempre van “por detrás” en lugar de ir “por delante”, de terroristas y delincuentes comunes  y si van por “delante” sus resultados son paupérrimos. ¿Falta de presupuesto, falta de preparación? Que responda quien pueda, pero a los ciudadanos no se les puede engañar desde los medios de comunicación, si estos agentes fallan y el sistema nacional de cada país, y nacional fallan.

Julia Navarro en su última novela “DE NINGUNA PARTE”, nos descubre la inoperancia de estas Agencias de Seguridad Internacional a la hora, no ya de prevenir,  sino  de detener a terroristas.

Basándose en las historias cruzadas de un judío y un islamista, nos describe de forma ágil y descriptiva las maniobras inútiles de las antedichas organizaciones tras una explosión terrorista, explosión que las antedichas Agencias de Seguridad no han sabido detectar y de cuya autoría carecen de idea alguna y solo esperan a que los terroristas maten otra vez para intentar poder “localizarlo y detenerlo”. Actúan bajo el signo de la fatalidad y el que el atentar ¡todo ha “pillado” a todas ellas, pensando en lo “normal y previsible” y nunca en lo “anormal e imprevisible”, que es como actúan terroristas y delincuentes comunes.

De forma brillante, clara y meridiana, la autora adentra al lector en el mundo de los organismos de la Seguridad Nacional e Internacional y muestra tal despiste entre sus miembros y responsables, que transmiten una inseguridad al ciudadano difícil de sobrellevar, si no fuera porque, en el “día a día” los ciudadanos no piensan en ello.

Frases como “eran gente aparentemente normal, todos ellos buenas personas y formales comerciantes y profesores” y “… quién lo iba a pensar de ella … “ “sospechábamos que iban a atentar, pero ¡¡cómo nos íbamos a imaginar que fuera en…..!!” , son frases que Julia Navarro repite en su novela y que corresponde con la realidad, para finalizar con la lección básica de todo espía o agente de inteligencia: ”Sospechar del más inocente, del más educado, del buen padre de familia , del mayor mejor vestido.

Se les escapan a los agentes de seguridad, tanto nacionales como internacionales, los más insignificantes detalles, los más livianos, porque actuaciones, aparentemente normales pero sospechosas las resuelva con preguntas tan simples como “ por qué has tardado tanto“ en lugar de profundizar en el motivo real de esa demora.

Y todo eso los terroristas lo tienen calculado y delincuentes comunes lo saben. No solo es cuestión de presencia policial, hay que saber qué se está vigilando y el objetivo. La presencia “disuasoria” no es suficiente en muchos casos. Los ciudadanos, ven con amargura que son en todas las ocasiones más los policías abatidos,  que los delincuentes detenidos. 

Y cuando ocurre una matanza callejera entre bandas rivales, o actos terroristas, algunos de ellos extranjeros, la sociedad se pregunta, ¿por qué frontera han entrado? ¿qué funcionarios han dejado entrar?; los funcionarios de fronteras y cuerpos policiales están efectivamente capacitados y preparados para el control de fronteras?

En una dimensión local, ¿están los funcionarios de prisiones encargados de las clasificaciones efectivamente preparados, están los cargos públicos penitenciarios  preparados para ocupar esos cargos, o solo responden a  indicaciones y condicionamientos políticos? 

Es sentimiento generalizado que la Guardia Civil pudo evitar el asesinato del niño en L- la Rioja- ardero, que a las Juntas de tratamiento los internos les engañan y que el Secretario General de Instituciones Penitenciarias concede grados penitenciaros indebidos, y todos ellos sin  ser objeto de sanción alguna, ninguno de ellos.

Son estos y muchos más los interrogantes que la sociedad se hace a diario cuando “el fuego enemigo “les sorprende en sus vidas, cuando a los agentes de seguridad nacional o internacional se les “escapa una burbuja en la arteria”. El símil clínico o quirúrgico es absolutamente aplicable. El terrorista, se le escapa al agente de seguridad delante de sus ojos porque es “mayor, bien vestido y lleva bastón y sombrero”, y se olvida que es el primer sospechoso, o disfrazado. Pero, hay que estar preparado para adelantarse a cualquier movimiento.

El terrorista, el delincuente, se va preparando minuciosamente y con mucha anticipación. Ni las policías ni las Agencias de Seguridad se enteran y tienen que estar preparadas para adelantarse a cualquier movimiento por muy normal y cotidiano  que parezca

El mensaje de Julia Navarro son  las conciencias de dos jóvenes “cuyas vidas se cruzan en un campo de refugiados, y a través de ellos plantea la posibilidad o imposibilidad del llamado “multiculturalismo”, pero gran parte de la sociedad se plantea en manos de quién está su seguridad nacional e internacional.

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