Diario pandémico. 5 de marzo de 2021

pingüinos

Querido diario,

Siento que desde hace ya un año venimos todos enmarañados con esta pandemia, y ya no podemos ver más allá. Pero claro, que hay un mundo entero que está sufriendo, pero este no es el único mal. Pregúntale a los pingüinos de Noruega, si no. Nosotros jugando esta carrera contra el tiempo, intentando inmunizarnos a como dé lugar, rogando que el antídoto llegue antes que la muerte, mientras esos pobres tíos ahí, olvidados y confinados en el acuario de Bergen por una gripe aviar que casi los deja de camino al Cielo.

Es así como lo lees, diario. Los pingüinitos papúa noruegos han estado tres meses encerrados a la espera de su inoculación para que no los pille la gripe. Y ellos ahí, calladitos, sin levantar la bandera de los antivacunas, ni quejándose con la Pfizer, ni bloqueando entregas de dosis en otros zoológicos como anda haciendo Italia con los lotes de anti-covid que deberían ir hacia Australia. No, ellos ahí, tranquilos, caminando entre cuatro paredes como si les hubiesen hecho un hisopado anal a cada uno, aguardando pacientemente su turno de ser chutados y saberse así a salvo de una muerte segura.

Vacunación de los pingüinos

“La Autoridad sanitaria de alimentos puso en marcha un toque de queda: todas las aves bajo control humano debían colocarse bajo un techo”, explicó Aslak Sverdrup, el director del acuario, luego de que se detectara por primera vez en el país una forma altamente patógena de gripe aviar (H5N8). Y los pingüinos, obedientes, han cumplido las reglas a rajatabla: ni una cañita, ni una fiesta clandestina, ni una manifestación en la plaza principal, ni nada. Joder, que me gustaría tenerlos de vecinos, tíos tan educados no se encuentran a la vuelta de la esquina.

Finalmente, los bichos “de frac” más ancianos y comprometidos de salud han sido vacunados este miércoles, y lo propio ha sucedido ayer con los más jóvenes. Ahora, luego del brebaje salvador, tienen la dura tarea de volver a su “nueva normalidad”, con la certeza de que la enfermedad que los amenazaba seguirá de largo al verlos pasar.

 Y yo pensaba… a ellos se le ha hecho tan sencillo respetar las normas y luego continuar con su vida, que es lo que importa a fin de cuentas. ¿Qué pasa con nosotros? ¿Es nuestro raciocinio que no nos permite colocar en la balanza lo que vale de veras? Estos tíos se han blindado contra el bicho, han esperado por el antídoto, y luego han comenzado a vivir. Nosotros, en el medio, nos matamos entre nosotros, nos colamos en las filas por si escasean las vacunas, destrozamos nuestro espacio público en las movilizaciones, debatimos leyes estúpidas en el Congreso mientras nuestros viejos se mueren de tos en el hospital, nos quejamos del encierro y de la apertura, desafiamos a la autoridad y nos reímos de lo prohibido… que no aprendemos más, tío, te lo digo. Damos pena, cari. Si yo fuese pingüino, estaría espantado delante del tele mirando las barbaridades de las que somos capaces los seres humanos.

Fíjate si no lo que ha ocurrido en Florida. Resulta que unos pijos de Key Largo han recibido cientos de vacunas contra el covid-19 antes incluso que los sectores más pobres del condado, cuya inmunización se ha retrasado considerablemente en el plan del Estado. El gobernador, Ron DeSantis, ha negado ayer las versiones que lo responsabilizan del bochornoso episodio, y ha asegurado que fue un hospital local el que se ha hecho cargo de la inoculación de más de 1.200 residentes del Ocean Reef Club. “El Estado no ha participado de ninguna forma”, juró Ron. Vale, que con ese nombre no me inspiras mucha confianza, Ron, yo te colocaría unos hielos y te bebería de un sorbo.  

De hecho, lo ha desmentido el mismísimo condado de Monroe, donde está ubicado Key Largo, al afirmar que las dosis han llegado a los ricachones a través de la filial local del Baptist Health Hospital, y que el procedimiento había sido coordinado por este hospital y el estado de Florida en el marco del programa de vacunación del gobernador, destinado a las comunidades con adultos mayores de 65 años.

Así que ya lo ves, tío, mucho más nobles son los pingüinos, que han enfrentado al bicho juntitos, y no le hacen mal a nadie. Bueno, tal vez sí si llegaran a contagiarse de gripe aviar. Pero no es el caso, que al menos los noruegos ya pueden echarse un kiki con quien más les plazca, que están todos libres del peligro.

¡Buen fin de semana, querido diario! Que descanses. Te quiere, Maggie

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