Quiero diario,
¡Qué manera de dormir! Ya sé que ayer no te he escrito, vale, no te me pongas así. Pero es que no sabes, tío, que yo aquí, toda viejecilla, encerrada en casa sin poder ir ni a por una cañita, y de repente empiezo a sentir dolor en todo el cuerpo, me duermo sentada y tal. Joder, que me he pegado el bicho, pensé. He llamado a mi hija para despedirme de ella, he revisado el testamento, me he cambiado la bombacha por si tenían que venir los paramédicos. Que ya sabes que soy un poco extrema, ¿verdad? Bueno, pues nada, pareciera que no es más que un bajón, que la edad empieza a pesarme, pero de covid, ni rastros.
Estaba ayer, mientras pensaba en mi imaginaria muerte solitaria, reflexionaba sobre todo lo que te he contado durante esta pandemia. Menuda pila de escándalos, ¿cierto? Comienzo a sentir que nunca te he contado una linda historia, que no nos hemos emocionado juntos. Pero es que estos tíos no nos dejan, diario, que siempre están liándola de una u otra manera. Yo quiero ser sensible, pero no me dejan.
Ahora, léete esto. Desde Reino Unido, están solicitando a los turistas del África oriental que no se tomen selfies cerca de los gorilas de montaña, porque podrían estar contagiándolos de covid. Sí, tío, así como te lo digo. Que no es suficiente con que estemos preocupándonos por no abrazar a nuestros seres queridos por temor a pasarles el bicho, que ahora también tenemos que tener cuidado con los gorilas.
Parece ser que unos investigadores de la Universidad de Oxford Brookes han estado examinando casi mil publicaciones de Instagram en las que los turistas pijos que pueden hacer con un boleto de avión al continente africano se muestran muy felices y sin mascarilla a centímetros de los rostros de los simios. No sé si me deja más de piedra que los viajantes se animen a semejante práctica (que yo he visto King Kong, y no me acercaría mucho a uno de esos pero ni por todo el oro del mundo) o que los investigadores de Oxford estén tan poco ocupados como para decidir andar mirando Instagram en sus horas laborales. Y yo aquí, jubilada, cuando podría estar currando mientras navego en la Internet. ¡Esos tíos sí que saben cómo divertirse!
“Es vital que fortalezcamos y hagamos cumplir las regulaciones de las excursiones para asegurar que las prácticas de caminata de gorilas no amenacen más a estos grandes simios que ya están en peligro”, rogó en un comunicado Gaspard Van Hamme, el autor principal de esta investigación, y exalumno de Conservación de primates de la Universidad de Oxford Brookes. Claro, porque parece que el senderismo de montaña para avistar gorilas es una práctica habitual que se ha convertido en la principal fuente de financiación para la conservación de esta especie. Pero, cariño, si yo fuese Gaspard, y viera que los turistas andan echándose fotos con mis gorilitas, los empujo al precipicio y a otra cosa. Mira si voy a gastarme recopilando pics en las redes para concientizar a los viajeros. Hay que ser pragmático en esta vida y en la que sigue.
Además, recuerda tú que estos no serían los primeros simios contagiados de covid por la mano del hombre. Ya había ocurrido en enero el zoológico de San Diego, donde ocho gorilas se pegaron el bicho luego de que uno de sus cuidadores diera positivo. Los pobres monitos comenzaron a tener tos, mocos, y quien sabe qué otra cosa, y la gente del zoo decidió confinarlos hasta su sanación. ¡Confinar a un gorila que ya está privado de su libertad! Eso es una redundancia, joder, si esos bichos ya están presos…
La cosa es que durante el aislamiento, el grupo de veterinarios a cargo ha jugado (una vez más) con ellos. Al líder de la manada, Winston, se le descubrió neumonía y una enfermedad cardíaca, por lo que le suministraron medicamentos para el corazón, antibióticos y una terapia experimental de anticuerpos monoclonales. ¿Quieres escuchar algo gracioso? Una terapia similar es la que llevó adelante Donald Trump, para curarse del coronavirus. Bueno, que entre simios se entienden, ¿verdad? Tal vez, el expresidente de Estados Unidos haya visitado a estos primos hermanos suyos para darles ánimo en su recuperación.
Bueno, sí, que aquí te tengo una buena noticia, a fin de cuentas. Los animales ya han superado el covid y están listos para volver a recibir visitantes. Es que esta gente no aprende, tío. Acaban de curarse del bicho, y ya los exponen nuevamente a la ferocidad del ser humano. De todas maneras, si me das a elegir, y teniendo en cuenta el riesgo, yo prefiero ir de visita a San Diego a tomarme unos drinks con estos gorilas, antes que pasar una tarde entera con Donald.
¡Hasta mañana, querido diario! Que descanses. Te quiere, Maggie