En la pandemia en la que vivimos del Coronavirus la Ciencia ha vuelto a estar a la altura que la sociedad la necesita y en un período de tiempo insospechado en su brevedad ha obtenido las vacunas contra el Covi19, que ha lastrado y lo sigue haciendo, aunque en menor magnitud, a la población mundial.
A pesar de que “Producciones Iván Redondo” quiso aprovechar estas vacunas como propaganda, con cajas vacías, a favor del dictador, su jefe Sánchez, no fue Sánchez el que “las descubrió”, ni el que gestionó su adquisición, a pesar de su cartelería electoralista, sino que fueron los Científicos Katalin Karikó, Drew Weissman, Philip Felgner, Ugur Sahín, Özlem Türeci, Derrick Rossi y Sarah Gilbert quienes en una exhibición de vocación científica, pusieron en tiempo récord a disposición de la sociedad mundial, el único remedio para afrontar la ofensiva de un virus que ha causado estragos y sigue estando presente en el mundo.
Hace décadas, Katalin Karikó y Drew Weiss supieron ver el potencial terapéutico del ARN mensajero y pusieron las bases para las vacunas BioNTech/Pfizer y Moderna, con las aportaciones de Philip Felgner para la introducción del ARM y las investigaciones de Rossi, Ugur Sahín y Özlem Türeci, “padres” de las vacunas Pfizer y BioNtech y Sorech Gilber, de la vacuna de vector adenoviral.
Por esta labor de investigación antiviral estos sabios han sido reconocidos con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica al ser protagonistas de uno de los descubrimientos más importantes de la Virología, para el campo de la Medicina.
La Ciencia al servicio de la Sociedad, es un convencimiento que en España no llega a madurar, por prevalecer en los gobiernos otros intereses espúreos, ideológicos y particulares, lo cual provoca que, investigadores españoles de todas las ramas y especialidades científicas, se vean obligados a emigrar a países en los que la investigación tiene el reconocimiento y el apoyo que le corresponde.
Desde estas líneas quiero hacer constar mi agradecimiento y admiración a los Científicos Galardonados y también a tantos científicos españoles que, por no recibir en España el apoyo y reconocimiento que se merecen y les corresponde, han tenido que emigrar a otros países que gozan de un nivel cultural, y en este caso, científico, muy superior al español.