Náuseas

No se trata de generaciones, como pretende y se justifica la portavoz del grupo parlamentario PSOE,  se trata de ausencia de valores y principios en el Gobierno de España con tal de continuar en su dictadura y esa ausencia de valores y principios arrastra  a la sociedad a esa degeneración. Es tratar de justificar lo injustificable, de explicar lo inexplicable por conservar un status  económico, que no cultural.

Es comunismo y es fascismo: Al que el Gobierno no considera válido, lo elimina.

El Vicepresidente dijo que los mayores “se fueran a la mierda” (lo dijo en público), una Concejal del partido político Podemos dijo que “no quiere ver momias, que solo quiere ver gente joven“ ( lo dijo en la redes), pactan con terroristas, pretenden el “pensamiento único”, marginan el idioma español en España y ahora quieren aprobar la eutanasia y/o auxilio al suicidio asistido como un derecho subjetivo sufragado por todos los contribuyentes.

Ante esa degeneración por mantenerse en el poder dictatorial, el Comité de Bioética de España, en el ejercicio de sus funciones, ha informado que “el deseo de una persona de que un tercero o el propio Estado acabe con su vida, en casos de sufrimiento, físico o psíquico, debe ser atendido de forma que conduzca a evitar ese sufrimiento y procurar una muerte en paz.” 

Existen razones sanitarias, éticas, legales, económicas y sociales, para rechazar esa pretensión del Gobierno y entender que tal pretensión tiene como finalidad abrir la puerta que justifique deshacerse de las personas que el Gobierno  considere inválidas y costosas para las arcas del Estado,  que son las arcas de los contribuyentes  que el Estado hace suyas. 

El enfermo debe ser mirado y respetado conforme a su situación y ese respeto impide la legitimación de una solicitud del enfermo que, ni encuentra respaldo en su “autonomía”, que puede encontrarse muy condicionada por sus estado y entonces no existe tal autonomía, ni tiene razón de ser, en la actualidad, por los cuidados paliativos existentes, teniendo en cuenta, a su vez, que los efectos de dicha solicitud no se limitan al  espacio privado del enfermo.

La eutanasia y/o suicidio supone  desvalorar la protección de la vida humana, política propia del comunismo y del fascismo. Se trata de un retroceso de la civilización, y es que el comunismo y el fascismo constituyen ese retroceso.

No se puede considerar la vida en términos de utilidad o interés económico, o coste social. Ello invade y perturba el campo de la buena praxis Médica, cuyo objetivo es justo el contrario, lograr una muerte en paz mediante la sedación, cuidados paliativos y apoyos socio-sanitarios, frente a casos específicos de sufrimiento que resulta refractario a otros tratamientos.

Este camino es el que debe ser protocolizado y no el de permitir proclamar un derecho a acabar con la propia vida que resquebraja todos los principios morales, médicos, legales y sociales. 

Evidentemente esta política de actuación está en las antípodas del comunismo y del fascismo.

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