Desde finales del siglo XV colonos de Inglaterra y Francia llegaron al norte de América, a lo que hoy es Canadá, habitado por pueblos aborígenes. Llegaron en busca de nuevas tierras para su comercio y lucharon entre ellos por mantenerse allí.
Pero finalmente en el siglo XVIII, vencieron los ingleses y Francia cedió todas sus colonias.
Las tribus aborígenes de Canadá no optaron por la independencia y a través de un Tratado con la Reina Isabel II de Inglaterra, Canadá se transformó en una federación inglesa con autogobierno independiente, lo que culminó en el Acta de Constitución de Canadá, que rompió los vestigios de su dependencia jurídica de Inglaterra, pero teniendo como Jefe de Estado a la Reina de Inglaterra.
Ahora Canadá se estremece con el hallazgo de una fosa común con 215 cadáveres de un “internado” para indígenas y 150.000 niños que fueron arrancados de sus familias y comunidades y recluidos en dichos llamados “internados”, en muchos de los casos, con solo tres años de edad.
Canadá había puesto en marcha un plan para privar a la población indígena de su propia historia, su cultura y la anulación de su futuro. Había “que matar al indio dentro del niño”, era el lema de sus gobernantes y estos niños fueron los “desparecidos”.
Ocurrió en TK’emlúps, internado indio de Kanloops, desde 1.890 hasta 1.969.
Las “escuelas residenciales indias” eran centros en los que se fomentaba la violencia contra los pueblos indígenas, en donde se les esterilizaba y se les despojaba de su “indianidad”.
El plan del Estado Canadiense era crear nación, como si de una fábrica de niños canadienses se tratara, la materia prima eran los niños indígenas y ese plan incluía en sus casos, su muerte. El Estado canadiense se hizo dueño y señor de las vidas y futuro de los aborígenes y en Kanloops se decidió que sus vidas y sus muertes no fuesen reconocidas, que nunca existieran porque carecían de valor.
La masacre quedó en el olvido, pero en esto no hay “leyenda negra”.
La población indígena de Norteamérica fue reducida de doce millones de pobladores a menos de doscientos cincuenta mil y no solo por la violencia que los norteamericanos ejercieron contra ellos, sino también por patógenos como la viruela, la peste, la difteria, el cólera, la fiebre escarlata, entre otras muchas.
Saqueos, asesinatos, violaciones, mantas con viruelas, extinción intencionada de los búfalos para que los Pies Negros muriesen de hambre, fue solo una pequeña parte de la violencia que los estadounidenses emplearon contra los indígenas para suprimirlos, reducirlos y desplazarlos de sus territorios.
La “solución final” sucedió con la masacre de Wbunded Knne que significó la destrucción total de los pueblos indígenas y de sus obligados desplazamientos en reservas localizadas.
Hace años que los estadounidenses perdieron el contacto con su propia historia y de ello se han ido encargando los libros de texto, que suprimieron toda referencia al salvajismo de sus antepasados para adoctrinar a los jóvenes y eliminar aquellas masacres a las que se vieron condenados los nativos norteamericanos.
Aquel exterminio humano y ocupación de tierras terminó en 1.890 y ha quedado en el olvido. En esto no hay leyenda negra.
Son solo algunos ejemplos.
Los Reyes Católicos facilitaron a Cristóbal Colón tres naves para encontrar una nueva ruta comercial que cruzara el Atlántico. Fue en la noche del 11 al 12 de octubre de 1.492, cuando se oyó en una de las naves de la expedición de Cristóbal Colón el grito de ¡¡¡tierra!!! Era la isla de Guanahaní, bautizada por Colón como San Salvador, hoy Wantling, una del archipélago de las islas Bahamas. España había descubierto el Nuevo Continente. Esta aventura abrió las puertas de América a los europeos.
No se puede olvidar que cuando España descubrió América, España era ya un imperio, como tampoco las minas de plata de Hispania crearon el imperio Romano.
“España no conquistó América, España liberó América”, rebate Marcelo Gullo ( Rosario- Argentina), Profesor de Relaciones Internacionales en su obra “Madre Patria”.
“Los imperios, han entrañado envidia”, nos dice María Elvira Roca Barea, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Profesora de la Universidad Harvard, en su “Imperiofobia y leyenda negra” y la falsa y tergiversada del descubrimiento de América ha sido y aprovechada y fomentada por la izquierda política española, principal enemigo de España y consentida por una derecha política acomplejada, que no ha sabido defender los valores del descubrimiento.
Los españoles han hecho suyo el negrolegendarismo, su historia contada por sus enemigos, que en gran parte los tuvo y los sigue teniendo dentro. Y esa izquierda aceptó esa “historia” inventada y tergiversada porque el descubrimiento y liberación de América le “sonó” a franquismo, aunque España descubriese el Nuevo Continente en 1.492 y Francisco Franco naciese en 1.892 y la ha utilizado para sus propios intereses.
El descubrimiento español llevó a América la lengua, la cultura, la civilización y la llenó de hospitales gratuitos y universidades, promoviendo el mestizaje, por lo que hay que preguntarse dónde están el racismo, el exterminio y el saqueo.
Para Emilia Pardo Bazán la “leyenda negra” falsea el carácter de los españoles, ignora su psicología y reemplaza la verdadera historia con malicia, no mereciendo ni los honores del análisis.
“Leyenda”, como narración que no se ajusta a la verdad, nace con la reforma protestante y se extiende a España y es reconocida por el propio Diccionario de la Real Academia Española que la define como “opinión contra lo español, difundida a partir del siglo XVI y opinión desfavorable, generalmente infundada y generalizada, sobre algo o alguien”.
De los descubrimientos de ingleses, holandeses, portugueses, turcos y españoles en los siglos XV y XVI, solo en el caso de los españoles se mencionan hechos luctuosos, que viven “bajo el camuflaje de la verdad” ( Roca Barea), omitiendo las barbaridades cometidas por los otros países en sus descubrimientos. Ese cúmulo de falsedades se han encargado de propagarlos medios de comunicación, incluidos los españoles.
La idea de la “leyenda negra” es producto del complejo de los españoles y de su neurótica preocupación por la opinión de los demás. La “leyenda negra” es el reflejo de una imagen deformada y tergiversada, pero es también la imagen exterior que muchos españoles tienen de España. Los españoles, por lo general, destacan y alaban mucho los logros extranjeros, pero no reparan, ni valoran los suyos propios y esa negatividad ha afectado a España, que ha llegado a creérsela y ha llevado a sus enemigos externos, y también internos, a aprovecharse de ella.
La idea de “leyenda negra” nació en el contexto histórico de 1.898, cuando algunos españoles llegaron a tener conciencia de esta propaganda antiespañola cuando España fue un país derrotado por un nuevo imperio y, a su vez, los intelectuales españoles asumieron esa negatividad y la hicieron suya. Carmen Iglesias, (Historiadora y Directora de la Real Academia de la Historia, y miembro de la Real Academia Española), considera que la leyenda negra “no es más que la “imagen exterior” de España, tal como España la percibe, es una creación de la conciencia española”, y aquí es forzosa y se impone la autocrítica de los españoles. La leyenda negra “vive” en los españoles, de ahí preferencia del español, en general, de todo lo extranjero en detrimento de todo lo español. Complejo que, ni la “intelectualidad”, ni la acomplejada derecha política española, se han encargado de corregir y de cuyo complejo, se ha aprovechado la izquierda política.
La leyenda negra es un fenómeno común a todos los imperios, pero lo específico de España está en su duración.
La expresión “leyenda negra” fue utilizada por vez primera en 1.914 por Julián Judeiras, Periodista, Historiador, sociólogo, traductor e intérprete. En su obra “La leyenda negra y la verdad histórica”, ya no se refiere a la leyenda negra de España en América, porque esta idea “de que corresponde a España”, ya quedaba sobreentida. Es el primero en ser consciente de que las propagandas antiimperiales existen y que las imágenes arquetípicas negativas se suceden con el fin de perjudicar a las naciones a las que se teme. Esta publicación será públicamente reconocida y le valdrá ingresar en la Real Academia de la Historia.
Y ahora, la historia de España, se repite y su debilidad palmaria, es aprovechada por asaltadores, chantajistas y buscadores de fortuna. Y es que su debilidad, hoy, es evidente.
La “leyenda negra” y la pretendida “memoria histórica”, son almas gemelas.