La sociedad está harta de sufrir robos por “menores”, que no son menores.
La sociedad está harta de sufrir saqueos por “menores”, que no son menores.
La sociedad está harta de violaciones y vejaciones por “menores”, que no son menores.
La sociedad está harta de acosos realizados por “menores”, que no son menores.
La sociedad está harta de vivir angustiada en la inseguridad por los ataques y reyertas con armas blancas y de fuego de “menores”, que no son menores.
La sociedad está harta del vandalismo en calles, institutos y colegios por “menores”, que no son menores.
La sociedad está harta de vivir rodeada de delincuentes “menores”, que no son menores.
Y así, un larguísimo etcétera.
En medio de esta impunidad, la mayoría de los legisladores solo están ocupados en ir al Congreso a chupar de la “vaca” del dinero de los contribuyentes para sus propios intereses.
Y en esta angustiosa situación la sociedad se pregunta, hasta cuándo esta Ley de “menores“ que no lo son, hasta cuándo esta Ley de “menores”, que no se corresponde con la realidad social, si es que en algún momento se ha correspondido con esa realidad.
Las estadísticas de “rehabilitación y reinserción“ fallan con la realidad social y la sociedad se pregunta hasta cuándo los delincuentes “menores” van a “entrar por una puerta y a salir por la otra”, dicho en términos populares, que reflejan la verdadera “cruz” del “día a día” de la sociedad.
Esos “menores” saben que son intocables y sus entornos hacen el resto.
Legisladores y jueces tienen que ser sensibles a los largos historiales de antecedentes judiciales y policiales que muchos de esos “menores arrastran, antes de dejarlos en libertad para que vuelvan a cometer los delitos por lo que reiteradamente son detenidos por la Policía.
¡¡¡ Ojo con los “criterios” judiciales que pueden ser muy dañinos, que pueden ser letales !!!
De nada vale “ la corrección política “ y el “buenismo”, ante “menores” que invaden las calles, colegios e institutos con sus agresiones, violaciones, acosos, amenazas y robos de lo que se vanaglorian.
Todo está fallando y la sociedad vive en continuo alarmismo.