Era evidente que tenía que llegar. Los españoles siempre entendieron que Europa, Bruselas, sería su solución, pero dada su situación, ese tópico empieza a tambalearse y mucho.
A la vista de las fechorías y arbitrariedades del dictador Sánchez empieza a cundir la idea de que la Unión Europea y, en concreto, la Comisión Europea y, más en concreto, su Presidenta, Úrsula von der Leyen, protege a Sánchez, tapando descaradamente a su gobierno comunista y ya empieza a sentirse la desconfianza de los españoles en la Presidenta de la Comisión.
Algunos llaman a eso “buena labor de comunicación e imagen del dictador“ en Bruselas , pero es evidente que esa relación de Sánchez con Úrsula von der Leyen tiene otro nombre y es muy feo, además de oler muy mal.
Nadie entiende que la Comisión Europea esté respaldando con su silencio, el desmadre legislativo, ocurrencias e improvisaciones de Sánchez y que ello no tenga crítica alguna de Doña Úrsula, y la Comisión calla y otorga: Es descarado.
La Comisión Europea es cómplice de la dictadura comunista de Sánchez, y “mirar para otro lado” tiene motivos y tiene un nombre muy feo.
La Comunidad Europea no controla a Sánchez. El “procés”, la supresión de delito de sedición que deja a España indefensa ante sus enemigos, el abaratamiento del delito de malversación, el ridículo de España por la nula colaboración penal entre estados por los fugados del 1- O, la imagen de España como “país bananero” en su ofensiva contra Ferrovial y así, un “sin fin” de decisiones dictatoriales y un cúmulo de barbaridades de Sánchez, sin que nadie haya expresado en Bruselas la más mínima repulsa y rechazo:
El comunismo gobierna España y la Comisión mira para otro lado: Eso suena muy mal y huele peor.
Los destrozos del sanchismo obligan a pensar y repensar en el futuro de España, sin el “paraguas” de Bruselas y, lo que es peor, con la complicidad de Úrsula von der Leyen.