Sería muy grave que la ”corrección política” confundiera la realidad.
El funcionario surge en España en el siglo XIX con el fin de acabar con la práctica de que cuando un partido político llegaba al poder los miembros de ese partido entraban en la Administración Pública y cuando ese partido político salía del gobierno, cesaban también sus miembros y eran sustituidos por los miembros del partido político que entraba en el gobierno.
Esta loable idea apoyada por Max Weber de crear el Servicio Público de trabajadores al servicio de la Administración Pública, como característica de la independencia del servidor público respecto al gobierno del Estado, ha ido naufragando a los largo de los años y se ha depreciado de tal manera que se ha convertido en un sistema laboral consistente en obtener un puesto de trabajo fijo y de carácter vitalicio, sin responsabilidad alguna de los actos del empleado público y que, en gran parte de los casos, su seguridad y carácter vitalicio, hacen tender al empleado público al absentismo y la dejadez, porque el “salario público fijo está ahí, sin competencia ni control alguno” y de ahí la desidia, descortesía y desatención de la que una gran parte de funcionarios “hacen gala a diario”, sin importarles la calidad de su trabajo, dedicación y disposición hacia el contribuyente, que es quien les paga.
Por lo que se refiere a la Administración de Justicia, solo la irresponsabilidad de Letrados Judiciales, Jueces, Fiscales, y demás funcionarios, junto al Ministro de Turno, provocan cada día con sus sucesivos paros, huelgas e inoperancia, los atascos y colapsos que hacen que el Servicio Público de la Administración de Justicia deje de ser justo.
Y es que los Servicios Públicos no pueden tener huelgas, ni paros porque las consecuencias de esos paros y esas huelgas masivas, las sufren los contribuyentes, que son quienes les sufren y pagan.
Los horarios no los cumplen, el absentismo es clamoroso, vergonzoso y descarado y la alegación, que ya es un “mantra”, de falta de medios y de personal, no justifica, en modo alguno, la frivolidad con la que muchos de ellos desempeñan su función pública y la atención al contribuyente. Ello unido al corporativismo a ultranza que les caracteriza, hace que la Administración de Justicia, esté colapsada, viva colapsada. Su colapso es una característica natural, su esencia.
Donde no hay competencia, hay dejadez e irresponsabilidad. Los errores, el mal trato, las negligencias, no tienen consecuencia alguna.
Los Funcionarios se aprovechan descaradamente de su condición laboral vitalicia y las necesidades y perjuicios del contribuyente, ni se los plantean.
Han superado una oposición que les da unos privilegios, pero muchos de ellos nunca se han planteado lo que esos privilegios significan, lo que implica ser Servidor Público.