Cuando los diputados regionales de Ciudadanos aceptaban presentar una moción de censura al gobierno de Murcia poco se podían imaginar la que se avecinaba en Ciudadanos. Al día siguiente el responsable de Organización del PP, Teodoro García Egea, lograba “convencer” a los tres diputados para que renunciaran a la censura a cambio de tres consejerías. El “tamayazo” de Madrid se trasladaba a Murcia sin pudor ni sonrojo. Estos son los políticos que nos gobiernan. No les valen los problemas de los ciudadanos, la ideología, las siglas… solo el sillón.
A la presidenta Isabel Díaz Ayuso le habían puesto en bandeja el adelanto de las elecciones en la Comunidad de Madrid, convencida de que su candidatura arrasará y no tendrá que depender ni de Ciudadanos ni de Vox para poder gobernar a su capricho, sin tener que pagar peajes como ahora.
Pero lo ocurrido en Murcia también ha lanzado al PP a una guerra sin cuartel contra Ciudadanos. Los más temerosos políticos en perder su poltrona se han lanzado en retirada, y sin bandera blanca, cambiando su bandera naranja por la azul. El PP ha abierto sus puertas a todos los seguidores de Ciudadanos que quieran abandonar el barco capitaneado por Inés Arrimadas. El PP ha lanzado una OPA hostil a los que hace apenas un año les ayudaron a gobernar varias comunidades y varios puñados de ciudades, pese a lo que les habían dictado las urnas.
Murcia, Álava… antes Lorena Roldán en Cataluña, son ejemplos de la desbandada de los representantes de Ciudadanos. Sin duda no ha hecho nada más que empezar. Arrimadas lucha contracorriente mientras la herencia que la dejó Albert Rivera le está estallando por todo el país. Es muy fácil ver las consecuencias a toro pasado. Pero el gran, gran, gran error de Rivera fue su “no” permanente a Sánchez cuando contaba con más de 50 diputados y aún le ganaba la partida a Vox, no sólo nos llevó a los españoles a unas nuevas elecciones generales, sino que hundió a su partido hasta dejarlo como la quinta fuerza política, por detrás de Vox, pese a la foto de Colón.
Tres partidos en la derecha son muchos, porque Ribera hasta renegó de su ideología de carácter centrista y de la socialdemocracia. No se dio cuenta de que era el espacio por el que las urnas le habían hecho subir como la espuma. Pero quería más, creyendo que los ciudadanos le entenderían, quería convertirse en el mayor opositor de Sánchez y se convirtió en títere de PP y Vox… hasta que dimitió. Y eso heredó Inés Arrimadas, la vencedora por votos en Cataluña a los independentistas y al propio PSOE. Aunque de nada le sirvió nada más que para aterrizar en Madrid y convertirse en la primera mujer dirigente de un partido político en España.
Pasado casi un año y medio de las últimas elecciones generales, y tras el descalabro en Cataluña, Arrimadas no ha hecho más que apagar incendios, y ahora los pirómanos se encuentran en sus propias filas. ¿Es ésta la crónica de una muerte anunciada? Pintan bastos para Ciudadanos por la compra de sillones que les durará lo que duren las respectivas legislaturas en las que se han empecinado en quedarse aún a costa de su propia dignidad.
Ante el aumento de deserciones y los últimos errores cometidos, con un futuro incierto, como le dijo Villacís a Casado (“nos has jodido”), Arrimadas se ha visto obligada a convocar a su ejecutiva nacional. Ahí tendrán que decidir entre todos los que quedan el futuro de la formación. De antemano ya saben que si quieren tener algo que hacer en el mapa político español es el “centro” la que le podría dar más apoyo ciudadano. Así lo entendió la díscola Rosa Díez cuando fundó UPyD, aunque la aparición de Ciudadanos la llevó a la desaparición.
Tras su debacle electoral, Ciudadanos ha podido sobrevivir a base de pactar con PP y Vox y, por los acontecimientos recientes, el resultado es su desaparición si no cambian de rumbo cuanto antes. El 4 de mayo se verá de qué le sirvió pactar en la Comunidad de Madrid con Isabel Díaz Ayuso mientras el melancólico exvicepresidente madrileño Ignacio Aguado se lamenta de la traición y las mentiras de los populares. ¿Será ahora su salida pactar con PSOE y Unidas Podemos? En política, suele ocurrir, que los pactos siempre terminan con el más pequeño. De momento, sus 10 diputados en el Congreso demostrarán en cada votación con quién están ahora… aunque al electorado tanto cambio de chaqueta no gusta ni convence, por mucho que hagan sonar las sirenas de moderar el caldeado ambiente parlamentario.
Arrimadas debe jugar a ser la más experta estratega, mientras camina por la cuerda floja. Seguir formando parte de la oposición con PP y Vox ya le ha demostrado en qué va acabar, si es que ningún diputado del Congreso se pasa a las filas del PP en plena legislatura. Y si pacta con el PSOE, por eso de querer recuperar el centro, deberá gestionar qué hace con Unidas Podemos dada la feroz oposición que siempre han manifestado entre ambos desde que aparecieron en el panorama político, justo al mismo tiempo.
Y, mientras, deberá conseguir cerrar filas dentro de su formación para que la OPA del PP no prospere. De momento está intentando frenar la OPA que les ha hecho perder su participación en los gobiernos murciano y madrileño. Arrimadas sabe que el PP está tanteando a los representantes más destacados de su partido y no se descarta que algún responsable destacado del campanazo en la lista del PP por Madrid.
También sabe que para buscar un espacio en el futuro deberá, primero, quitarse de encima la herencia de Albert Rivera y sus adláteres, recuperar el espacio de centro girando un poco hacia la izquierda y, sobre todo, empezando de cero, pero con todas las lecciones aprendidas. Si es que queda alguien.