Dice D. José Luís Ábalos, Secretario de Organización del PSOE que no le gusta que en los curricula profesionales se pongan cosas que no son, que no son verdad.
Dice que “ ya la carrera de político es la más difícil“ :
¡¡¡Hombre, Sr. Ábalos, tampoco es eso!!!
A partir de los 18 años, mayoría de edad en España, cualquier ciudadano o ciudadana, sin más preparación que ser “hábil“ o tener un “padrino“ dentro de un partido político, se puede “colar“ o le “colocan“ en una lista electoral y si esa lista de candidatos sale elegida por los votantes, se convierte en diputado o senador, es decir, en político. Ya estará en esa carrera tan “difícil“.
Hasta los 18, la persona elegida, poca actividad laboral y académica habrá realizado para estar capacitada en la administración de la “cosa pública“ , por lo que su preparación para administrar los intereses de la ciudadanía, es nula.
Después, en la gran mayoría de los casos, continuará sin “pisar la calle“ y su escaño lo ocupará normalmente solo en momentos muy determinados, por lo que continuará sin conocer los problemas del “día a día“ de la ciudadanía, y apuntándose o promocionando todo tipo de comisiones parlamentarias, porque su asistencia a las mismas no entra en el sueldo de diputada o senadora y, por consiguiente, estas remuneraciones son complementos al sueldo de senador o diputado y, todo evidentemente, con cargo a los Presupestos Generales de Estado.
Esta es la “dificultad“ de la ”carrera política“ a la que se refiere D. José Luis de Ábalos.
Parte del gran problema viene porque la política supone para muchísimos diputados y senadores el empleo y los privilegios que no han conseguido o no han tenido la necesidad de buscar en el mercado de trabajo.
De ahí, los “movimientos“ que existen en los partidos para ser incluidos en las listas electorales y su colocación en dichas listas.
En este sentido, muchos de los aspirantes a formar parte de esas listas electorales tienen que enriquecer su currículum profesional para convencer al “jefe político“ primero, porque de “primarias“ nada de nada , y al electorado después, para que vean con buenos ojos “los fichajes“ para las listas electorales de esos “Jefes políticos“.
Y llegado este punto resulta notorio que el propio Sr. Montoro manifieste que no entiende esa obsesión de la Sra. Cifuentes por los títulos, por lo que debe obedecer a un complejo.
Por su parte, D. José Manuel Franco, Secretario General del PSOE de Madrid se atribuye una Licenciatura que no tiene.
Igualmente, Juan José Merlo Lorenzo, Diputado de Podemos en Galicia y Secretario de Organización de este partido en esa localidad, se atribuye una Titulación en Ingeniería que tampoco tiene, por lo que de forma inmediata y para “no perjudicar al partido”, dimite de su cargo político.
Asimismo, el Presidente de la Generalidad de Valencia, presume de ser el único miembro de su familia que ha pasado por la Universidad, afirmando tener el Título de Periodista y cuya titulación tampoco existe.
Por su parte, Antonio Cantó García del Moral, tampoco es “Pedagogo“ es decir, Licenciado en Pedagogía y “subir tropecientas mil veces a un escenario“ no da derecho a titulación oficial alguna en “Pedagogía Teatral“.
Y así, tantos y tantos , de “todos los colores“, que se están dando mucha prisa en “corregir“ sus currícula profesionales, es decir, suprimiendo lo que han incluido en ellos que no es real, para no ser descubiertos.
Todo lo anterior hace plantearse, entre otras muchas, dos cuestiones definitivas para una persona que se dedica, temporal o vitaliciamente a la política, es decir, a decidir y legislar sobre la cosa pública y esas dos cuestiones tienen consecuencias muy graves para la ciudadanía.
La primera de ellas es que muy pocos políticos superarían un examen psicoanalítico serio. En muchos de ellos son denominador común las patologías de soberbia, complejos, envidias, y mentiras, todas ellas en forma compulsiva.
Y la segunda de ellas, es que la persona encuentre en la política su actividad “profesional“, sin haber pasado por otros sectores económicos y empresariales, tanto por cuenta propia o ajena.
Es un problema muy importante para legislar sobre los intereses de la ciudadanía que está inmersa en la problemática social y económica, haber vivido y conocido esa realidad social.
En muchísimos casos, hay que mantenerse en la política como sea, porque fuera de la política no hay posibilidad de salir adelante en actividad laboral alguna, porque no hay preparación para ello y esto da lugar, en muchos casos a “inflar indebidamente, irregularmente, los curricula“.