Falsificaciones, un problema global, que destruye economía y empleo

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En España, el comercio de productos falsificados le cuesta a cada ciudadano 133 euros al año. Además, supone tener 67.000 empleos menos y unos 7.000 millones de euros de pérdidas en ventas, según datos facilitados por la Oficina Española de Patentes y Marcas.

España acaba de salir de la lista negra “Notorius Markets List 2020” sobre falsificaciones, que elabora el Gobierno de Estados Unidos. Una buena noticia que, sin embargo, esconde uno de los problemas a los que se enfrentan la mayoría de los países y cuyas consecuencias recaen directamente sobre la credibilidad de las empresas “copiadas”, los menores ingresos de las haciendas públicas y la destrucción de empleo.

Nuestro país llevaba tres años consecutivos, desde 2017 en esta lista, al incluir al mercado de “La Jonquera” (Gerona) por vender productos falsificados. El pasado 14 de enero de 2021, el Departamento de Comercio del Gobierno de Estados Unidos ha hecho público el informe anual de 2020, en el que España ya no aparece en su lista negra, según recoge el Ministerio de Economía en la web de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) http://www.oepm.es/es/sobre_oepm/noticias/2021/2021_02_01_Espana_sale_de_la_lista_negra.html?accesoInterno=true.

El problema es que las falsificaciones se han incorporado al comercio tradicional y ahora se extiende por Internet sin ningún tipo de regulación. El mercado de “La Jonquera” era uno de los principales puntos negros de falsificaciones más grandes de Europa, al ser popular entre los turistas y por ser el punto fronterizo entre España y Francia. La pandemia ha frenado este comercio físico.

“La Jonquera” no es más que un punto negro de un problema global. A ciencia cierta nadie sabe exactamente cuánto dinero mueve en el mundo la piratería y las falsificaciones. Muchos son los estudios al respecto. Ya en 2015 la aseguradora Zurich hacía un acercamiento a este problema asegurando que el mercado ilegal movía cerca de 1,59 billones de euros cada año en todo el mundo, con crecimientos exponenciales del 280% desde 2008. Por hacer una comparación, se aseguraba en el informe, que la venta de productos falsos movía tanto dinero como el tráfico de estupefacientes.

Lo peor de todo es el daño que produce en la cadena de valor y, en consecuencia, a la economía. Solo en términos de empleo supone la pérdida de alrededor de 2,5 millones de puestos de trabajo en todo el mundo, y en términos de evasión fiscal cerca de 62.000 millones. Pero también afecta a la reputación y marca de las empresas, por lo que no sólo se trata de lo que las empresas dejan de vender en el corto plazo, sino también por lo que dejan de ganar en el largo plazo al generar desconfianza.

El origen de las falsificaciones, explicaban en este informe, es la globalización con la implantación del libre comercio de mercancías procedentes de países que no pasan unas medidas de seguridad tan exigentes como las de los países occidentales, y ya más recientemente el auge del comercio electrónico, que se escapa de los controles y regulación de los canales habituales.

Si a ello se suman las sucesivas crisis económicas y que el consumidor tiende a buscar lo más barato… el resultado no puede ser otro que la falsificación se abra paso en todos los mercados.

Todos los productos pueden ser falsificados

Lo cierto es que cualquier producto es susceptible de ser falsificado. Por las incautaciones realizadas en la mayoría de los países, los que más se falsifican -por lo menos en la UE- son los relojes (20,6%), gafas y joyas (14%) y ropa y complementos (13%). En Estados Unidos los productos detectados como falsificaciones son farmacéuticos, electrónicos, automovilísticos, o hasta anabolizantes.

En concreto, en Europa los productos más afectados son el calzado, la ropa, artículos de cuero, piezas de repuesto, productos informáticos, relojes, cosméticos y perfumes, juguetes, joyas y productos farmacéuticos, entre otros. Desde la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE recuerdan que muchos bienes falsificados, en particular fármacos, alimentos y bebidas y equipos médicos, «pueden plantear graves riesgos para la salud y la seguridad».

Desde la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) cuya labor es alertar sobre la proliferación de todo tipo de objetos OEPM confirman que por lo incautado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (Aduanas), Andalucía, Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana son las regiones donde se produce el mayor volumen de incautaciones. Y las más compradas por los consumidores españoles son los productos textiles, juguetes, componentes electrónicos y calzado, reconocen en este organismo. Además, asegura, el 80% de los productos farmacéuticos vendidos por Internet son falsos.

Supone el 3,3% del comercio mundial

En datos más actualizados, la Oficina de Propiedad Intelectural de la UE y la OCDE, estiman que el valor de los productos falsificados alcanza ya los 460.000 millones de euros y supone el 3,3% del comercio mundial, según el último informe elaborado por ambos organismos.

Sólo en la Unión Europea estas copias ilegales ya son 121.000 millones de euros, casi el 7% de los productos importados, frente al 5% de 2016. Este dinero que los consumidores pagan por las copias (sepan o no que están comprando algo falso) se lo embolsan los falsificadores, pero no se pagan impuestos por ello, por lo que los estados también pierden dinero.

En España, el comercio de productos falsificados le cuesta a cada ciudadano 133 euros al año. Además, supone tener 67.000 empleos menos y unos 7.000 millones de euros de pérdidas en ventas, según datos facilitados por la Oficina Española de Patentes y Marcas.

Procedencia de las falsificaciones

La oficina de la UE confirma que China, Hong Kong, Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Singapur, Tailandia, India y Malasia son los principales países de origen de las falsificaciones que circulan por todo Europa, y eso que no se han incluido por productos digitales pirateados que se venden por Internet.

Y, por contra, los países más afectados por los efectos de las falsificaciones son Estados Unidos, Francia, Italia, Suiza, Alemania, Japón o Reino Unido. En algunos sectores como el textil, España es uno de los países más afectados.

No obstante, el informe de la OCDE explica que ahora hay un mayor número de compañías registradas en China y Hong Kong que están sufriendo el impacto negativo de las copias en su economía. Así, en el caso concreto de estos dos países, copian, pero a la vez son copiados.

Como solución, la única salida que ven expertos y autoridades es la colaboración entre países. Así podrían incautarse paquetes en las rutas que siguen desde el país de origen hasta el de destino. El problema es que ahora también están proliferando los pequeños envíos.

Lamentablemente, todos los estudios realizados no son más que estimaciones, porque todas las cifras “oficiales” son cálculos procedentes de las incautaciones realizadas en las aduanas, pero no incluyen ni los productos falsos fabricados y consumidos en un mismo país ni los productos digitales pirateados y que se distribuyen por internet. Ni tampoco los que no se sabe que han sido vendidos al escaparse a todo tipo de control. Nadie duda de que las cifras son mucho más elevadas y alarmantes.

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