La propagación del Covid-19 por todo el planeta y la consiguiente paralización de la actividad económica centró este año la 51ª edición del Foro de Davos que, obligado por las circunstancias sanitarias, se celebró de forma virtual entre el 25 y 29 de enero de 2021. El tema central de esta nueva cumbre económica mundial fue el “Gran Reinicio” (The Great Reset).
El encargado de su inauguración fue el líder chino, Xi Jinping, quien pidió multilateralismo porque “el mundo no volverá a ser lo que fue en el pasado”. Tras la pandemia “debemos construir una economía mundial a través de acuerdos de intercambio multilaterales y eliminar las barreras al comercio, a las inversiones y a los intercambios tecnológicos. Debemos reforzar el G-20 como un foro que pueda coordinar la gobernanza económica mundial y preservar la estabilidad de las cadenas de suministro», explicó.
Su descripción de la situación actual no dejaba lugar a dudas: “Por primera vez en la historia, las economías de todas las regiones han sufrido un duro golpe al mismo tiempo, las cadenas de suministro mundiales paradas y las inversiones y el comercio bloqueados. La recuperación mundial está en peligro y el futuro es incierto”. Y concluyó pidiendo dar “una respuesta conjunta y apoyar la macroeconomía para salir cuanto antes de este túnel».
Para hallar esa respuesta conjunta, el Foro de Davos celebró cuatro días de debate, al que asistieron “virtualmente” más de 1.500 lideres mundiales, multimillonarios, responsables de multinacionales y grandes bancos, científicos, investigadores, pero también activistas. “Una cumbre de liderazgo mundial es de crucial importancia para abordar cómo podemos recuperarnos juntos”, explicó Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial. “La cooperación público-privada es más necesaria que nunca para reconstruir la confianza y abordar los errores cometidos en 2020”, afirmó.
De esta forma, se debatieron sobre cuestiones como el sistema sanitario; los movimientos hacia la economía sostenible y sus factores sociales y medioambientales; el poder de la gran tecnología y cómo podemos controlarlo; los efectos de la pandemia en los actividades económicas; la adaptación a la nueva normalidad de la digitalización; las nuevas oportunidades que surgirán; la nueva forma de relacionarse entre gobiernos, instituciones financieras, empresas, clientes y trabajadores; cómo intentar que no se agrande la brecha digital y las diferencias económicas entre países; y las nuevas oportunidades que surgirán, entre otros muchos temas.
Cuatro claves para el ‘Gran Reinicio’
Las conclusiones del Foro de Davos (si las condiciones lo permiten se celebrará una reunión presencial el próximo mes de mayo) se centraron en cuatro cuestiones clave, como soluciones contra la actual crisis: política fiscal para recuperar el gasto; política monetaria; políticas de competencia adaptadas al contexto digital, y cooperación multilateral.
Sobre la política fiscal y a la vista de los más de 10 billones de dólares comprometidos por los gobiernos del G20, la preocupación será cómo recuperar todo el dinero puesto para paliar los efectos económicos, empresariales, de empleo y sociales del Covid-19. Entre las opciones posibles, parece descartarse que se vayan a retirar de forma brusca los estímulos financieros y que los gobiernos vayan a subir impuestos o reducir el gasto público inmediatamente. Esto terminaría de hundir a las economías. Por el contrario, la opinión más común fue la de fijarse objetivos a largo plazo, y relacionados con la sostenibilidad, asumiendo que se va a estar durante bastante tiempo con una deuda mayor, como propuso el economista jefe de la OCDE. No parece que hasta 2022 ningún gobierno vaya a cambiar las cosas de cómo están ahora.
Por lo que respecta a la política monetaria que se debería seguir, que durante toda la pandemia ha jugado un papel fundamental por todos los estímulos y compras de activos para facilitar liquidez al gasto público de los países, una gran mayoría de los participantes hizo referencia a un próximo cambio de paradigma en el que la política monetaria tendrá mayor interconexión con los gastos gubernamentales.
Esto es, habrá una mayor relación entre la política fiscal y la monetaria. Si los bancos centrales continúan manteniendo los tipos de interés a los niveles actuales, los gobiernos podrán reembolsar más fácilmente esos intereses. Todo dependerá de cómo se salga de la actual crisis y si los niveles de empleo son altos. Para contribuir aún más, los bancos centrales deberían los próximos años ceder parte de su independencia siendo más flexibles en su control de la inflación, o participando en la transformación hacia la economía verde. ¿Llegará la Fed, el BCE o el Banco Central Chino, entre otros muchos, a “ecologizar” las compras de activos como elemento en sus compras de activos?
De momento, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, aseguró en el Foro de Davos que el objetivo de su institución es continuar apoyando a todos los sectores de la economía y asegurar que las condiciones de financiación sigan siendo favorables; sugirió que los activos comprados por el BCE se inclinen hacia los activos verdes, y aprovechó también para poner en aviso a las entidades financieras europeas sobre el riesgo de perder su solvencia. Todo dependerá de lo que dure la pandemia.
La tercera clave son las políticas de competencia. Hay que analizar si los países están preparados para tener unas mismas reglas de juego en la economía digital, ver qué solución se da al abuso de poder de este mercado. De momento, desde la UE se ha empezado a dar respuesta con tasas como la puesta en práctica en España (la tasa Google) o Francia, que no ha gustado a las grandes empresas del sector ni a su país de origen. Aunque en Estados Unidos también han empezado con sus prohibiciones poniendo como excusa la seguridad nacional (Huawei). Es probable que en 2021 aparezca una regulación más estricta en la economía digital a fin de evitar abusos de mercado, pero ¿será suficiente esa regulación?
Y, por último, la cooperación multilateral a la que apeló el propio Xi Jiping en la inauguración del Foro. La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca parece abrir mejores expectativas a la cooperación entre todos los países. La vuelta de EEUU a la OMS, a la Organización del Comercio y, sobre todo, a los Acuerdos de París están creando un clima favorable a la cooperación. Ahora se trata de fijar las prioridades de la misma, aunque parece haber coincidencia en que uno de los primeros problemas en abordar (después del de la recuperación económica) es el cambio climático. Después se tendrá que ver cómo ayudar a las economías más vulnerables.
Pero también se tendrán que abordar a nivel mundial aspectos tan novedosos, y aún sin regular, como la gestión de los datos, la tecnología de la vigilancia, controles migratorios, distribución de vacunas, ciberseguridad o cómo prevenir futuras pandemias. En la cumbre económica se habló de la necesidad de una mayor coordinación fiscal internacional y trabajar por una sociedad más equitativa en la nueva fase de la globalización, más digital, tecnológica y defensora del medioambiente.
‘Race to Zero Breakthroughs’
Precisamente, sobre el medio ambiente, en el Foro de Davos se instó a acelerar la carrera hacia las emisiones cero. La ONU presentó una iniciativa colaborativa para conseguir una economía neutra en emisiones en 2050. Se trata del proyecto “Race to Zero Breakthroughs”.
Y hablando de la participación española, en el Foro de Davos intervino el Rey Felipe VI, quien hizo una encendida defensa de la unidad de España y del respecto a la Constitución y la democracia como esencia del crecimiento del país; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que presentó el plan de reformas que se están haciendo en España como base de un nuevo contrato social; el presidente de Ibedrola, que confirmó que su empresa se compromete a emisiones cero en 2050 como apoyo a la “Race to Zero Breakthroughs”, y la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, que defendió que si los bancos deben compartir los datos de pagos, el resto de actores deberían abrir algo que es ‘crucial’ para ‘competir en la economía digital con las fintech’.