Conocemos a diario el dato de contagios y fallecidos. Hasta el 5 de febrero, 2.913.425. de contagiados, y 60.802 fallecidos, un suma y sigue que no acabará hasta que la vacunación haya llegado a todos. Los efectos económicos tardarán más tiempo en conocerse, porque falta aún para que lleguen los fondos europeos y todavía más hasta que la recuperación económica se haga efectiva. De momento, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha empezado a realizar una estadística experimental sobre demografía de empresas con datos recogidos hasta el final del verano. Pese a los ERTE y todas las ayudas puestas en marcha, la conclusión es que no han podido aguantar, de momento 204.000 empresas y 323.000 autónomos desde marzo hasta finales de septiembre.
Los registros son claros: a principios de 2020 había 1.190.870 empresas y el 30 de septiembre pasado ese número era de 986.870, es decir, han desaparecido 204.000, un 17%. Igual ha ocurrido con los autónomos, de 2.997.941 a principios de 2020 a finales de septiembre del año pasado habían desaparecido 323.000, un 10,5%.
Pese a ello, la estadística experimental del INE concluye que habrían desaparecido muchas más empresas y autónomos si no se hubieran puesto en marcha los Expedientes de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) y las ayudas a autónomos por cese de actividad, entre otras, no hubieran sobrevivido muchas más. La mayoría de los expertos consideran que nos encontramos en la antesala de una declaración masiva de quiebras, pero aún faltan algunos meses.
Los jóvenes, los más perjudicados
La estadística también ha analizado la edad de los trabajadores autónomos: el 20,7% de los 323.000 que no pudieron seguir con su actividad eran menores de 30 años. Todavía no había llegado la segunda ola del Covid. En las siguientes franjas de edad, el 13,2% tenían entre 30 y 39 años; el 9,8% entre 40 y 49 años; el 7,7% entre 50 y 59 años y el 12,8% más de 60 años.
Por lo que respecta a las empresas, las más pequeñas fueron las más afectadas. El efecto primero nada más declararse el estado de alarma en marzo más de 140.000 empresas perdieron a toda su plantilla. En el segundo trimestre (abril-junio), una de cada cuatro volvió a contratar trabajadores.
Las pequeñas empresas con empleados fueron las que más sufrieron en los nueve primeros meses de 2020: el 21,5% de las empresas con cinco o menos asalariados se quedó por el camino entre principios de año y el final del verano, frente a menos del 2% en el caso de las empresas con más de 100 trabajadores en plantilla.
Por lo que respecta a los autónomos, con el estado de alarma 190.080 se dieron de baja, y en el segundo trimestre, 26.555 volvieron a la actividad, aunque otros 66.643 se dieron de baja. Y en el tercer trimestre, 102.000 cesaron su actividad.
Ya entonces este colectivo, a través de asociaciones como ATA (Asociación de Trabajadores Autónomos) acusaban al Gobierno de haber llegado tarde con sus ayudas. Desde el gabinete económico del Gobierno contestan que hasta el momento se han dado 45.000 millones en ayudas directas a empresas, autónomos y familias y que en 2021 el Estado emitirá deuda pública por 150.000 millones.
Los ERTE pararon la debacle
La estadística también se centra en el efecto que han tenido los Expedientes de Regulación de Empleo Temporal (ERTE), llegando a la conclusión de que tuvieron un efecto positivo. Una afirmación que respalda con los datos: de las empresas que existían el 1 de abril de 2020, el 98,7% de las que se habían acogido a un ERTE lograron sobrevivir en el primer trimestre, frente al 95,3% de las que no recurrieron a esta opción. En el segundo trimestre logran mantenerse el 97,7% de las que se acogieron a la regulación temporal, frente al 94,6% que no se acogió.
Medido en términos de empleo, Trabajo confirmó que en la primera ola de la pandemia 3,6 millones de trabajadores se vieron afectados por un ERTE hasta septiembre. Desde comienzos del cuarto trimestre, en octubre, el número se redujo hasta los 700.000, cifra que se mantiene más o menos desde entonces hasta hoy, pese a que ya han pasado dos nuevas olas del Covid y se han prorrogado los ERTE hasta el 31 de mayo.
Por último, el INE destaca que los efectos de la pandemia no han sido homogéneos en todo el territorio. Las peores tasas netas de crecimiento de empresas se registraron en Andalucía (-11,8%), seguidas por Extremadura (-10,1%) y Canarias (-9,4). El mejor comportamiento, aunque con tasas negativas, se registró en Baleares (-2,3%) y País Vasco (-3,6%).
Por grandes municipios, Sevilla registró el mayor porcentaje de desaparición de empresas (13%) mientras Zaragoza registró el mayor porcentaje de baja de autónomos (7,1%).
Por lo que respecta al uso de ERTE, Valencia fue la que registró el mayor porcentaje de empresas acogidas a estos expedientes, con un 26,4%, mientras que Zaragoza registró el porcentaje más bajo, con un 10,3%.
Habrá que ver los resultados de estadística cuando finalice la pandemia. Será positivo para contar con una radiografía clara de cómo ha quedado el tejido productivo español, y cómo han contribuido las ayudas a parar la desaparición de empresas, autónomos, empleo, así como las actividades más afectadas.