El comercio de barrio, en la cuerda floja

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Llevan años luchando. Desde que las grandes superficies comenzaron expansión por todas las ciudades del país y, más recientemente, desde que los consumidores han descubierto que es más fácil, cómodo y barato comprar por Internet. La pandemia podría haber puesto la puntilla al comercio de barrio.

Las estadísticas son fiel reflejo de lo que está ocurriendo. En 2020 las grandes cadenas de distribución, como El Corte Inglés, Mercadona, Carrefour, Lidl…, lograban acabar con un aumento de las ventas del 3%. Las grandes se han comido a las pequeñas cadenas, que vieron retroceder sus ventas un 17%, mientras las tiendas de barrio, lo que en estadística se conoce como tiendas unilocalizadas han cedido un 6,8% sus ventas, el mayor retroceso desde 2012, según los datos del INE, y eso que desde 2013 llevaba registrando avances anuales. Pero fue llegar la pandemia y se anotó 10 meses consecutivos de caída en su facturación. También ha perdido un 2,4% de su empleo.

Un año después del inicio de la pandemia, el sector del comercio anuncia miles de cierres y empleos destruidos. Las tiendas de barrio, cerradas a cal y canto durante el confinamiento, excepto las dedicadas a alimentación y productos básicos, ya no saben cómo salir del atolladero. Las ayudas a los autónomos apenas les llegan, haciendo malabares para pagar o renegociar el alquiler o los impuestos o cuotas a la Seguridad Social. Y entre todos, los pequeños comercios dedicados a la moda, calzado, complementos o cosméticos no ven futuro.

La patronal de las grandes superficies (Anged) reconoce que pese al leve aumento de las ventas, el sector está ‘tocado’. Los alimentos, productos del hogar o de electrónica no son suficientes para aguantar el chaparrón, aunque han contribuido a evitar el desastre. Algunos, como El Corte Inglés, han empezado a reinventarse, porque el antiguo modelo, el de antes del Covid-19, ya no vale. No ha podido evitar los despidos y buscar nuevos horizontes en otros sectores, como el de las telecomunicaciones. En Anged los datos también son demoledores, y eso que son los grandes: los 245.000 millones de euros facturados en 2019 por las grandes distribuidoras del país, se han reducido un 9,5% en el año ‘maldito”. Y 2021 ha empezado peor, con el fracaso de la temporada de rebajas de invierno y las grandes nevadas que paralizaron una buena parte del país.

Para el comercio de barrio ha sido mucho peor. Y sigue siéndolo entre rebrotes, nuevas restricciones, la crisis económica y el mismo miedo del consumidor que evita entrar en espacios pequeños y cerrados. El resultado es que el comercio minorista (en datos del INE) viene acumulando caídas permanentes desde marzo de 2020, con retrocesos del 14,5% (marzo), del 31,6% (abril), del 18,9% (mayo) y un suma y sigue que se aligeró durante los meses de verano y que volvió a elevarse con la llegada de las nuevas olas en octubre, noviembre, diciembre…

Como los usos y costumbres han cambiado, unido a las prohibiciones de movilidad, lo cierto es que el consumidor gasta mucho menos en ropa, calzado y complementos, lo que se traduce en que el sector textil es el más afectado. La patronal del comercio textil, Acotex considera que en 2020 se vendió un 40% menos. De nada han servido fechas emblemáticas como el Black Friday, las Navidades o las rebajas. Como mucho los consumidores compran ropa deportiva o de estar por casa, mientras las reuniones estén acotadas y poco se puede hacer más allá de hacer la compra. En Acotex calculan que el 25% de los comercios de ropa y calzado ha cerrado ya.

El barómetro que elabora Acotex, constató que en febrero de 2021 continuaron las fuertes caídas de las ventas en el comercio textil y complementos, con un retroceso del 41,5%, que le lleva a acumular al sector una caída del 47,2%. La situación no ha cambiado ni un ápice ya que los motivos de estas brutales caídas siguen siendo las mismas que en 2020: restricciones de movilidad, horarios, aforo… en definitiva una caída del consumo mientras la confianza del consumidor sigue sin ver la salida del túnel.

Si se les pregunta dónde pueden encontrar la luz al final del túnel, Acotex tiene claro que se necesitan medidas, mejor para ayer que para mañana. Se preguntan cuánto les llegará de esos 11.000 millones de euros en ayudas directas comprometidos por el Gobierno, y esperan instrucciones sobre los requisitos, el momento y la forma en que podrán acceder a esas ayudas.

Los pequeños comerciantes han comprobado que no les sirva para nada ya las moratorias en los impuestos, tasas, tributos… Lo único que les vale, dada su situación, es que condonen todas sus deudas, que se reduzca el IVA y que se les dé liquidez para no seguir incrementando sus deudas con moratorias en el pago de los préstamos del ICO, solución para el pago de los alquileres comerciales, actualizar las plantillas al ritmo de ventas que tienen en la actualidad y que hasta les den ayudas para “poder despedir” si es que se quiere evitar el cierre definitivo de los pequeños comercios.

Los cálculos hablan de cerca de 148.000 pequeños comercios cerrados y unas pérdidas de 82.000 millones de euros en ventas, además de medio millón de empleos perdidos, según aseguran en la Confederación Española de Comercio. España cuenta con medio millón de pequeños comercios. Si desaparecen los barrios dejarán de tener vida. Por este motivo, las medidas adoptadas hasta ahora por el Gobierno de apoyo a los pequeños servicios las consideran “insuficientes” y reclaman con urgencia ayudas directas.

En enero pasado las principales asociaciones del comercio y la hostelería se unieron para reivindicar su futuro. Recuerdan que los pequeños comercios y la hostelería contribuyen al 19,2% del PIB de España. También reclaman ayudas directas por los cierres y limitaciones de actividad forzados. Por ello quieren hablar con el Gobierno, que se abra una mesa de diálogo para buscar soluciones que contribuyan a su supervivencia.

De momento, todas las organizaciones se han unido para crear una gran alianza en la que están representados 730.000 pequeños establecimientos con más de 4,9 millones de puestos de trabajo, si se suma también la hostelería.

Medidas urgentes que reclaman

Ellos ya han hecho sus deberes, por si el Gobierno quiere sentarse a negociar. Sus medidas no se diferencian mucho de las que ya han adoptado en otros países con las mismas circunstancias. Por eso, sus medidas son de carácter financiero, laboral, fiscal, y sobre el alquiler.

En el ámbito financiero, proponen un período de carencia de los créditos del ICO de doce meses o ayudas directas compensatorias; de carácter laboral piden prolongar los ERTE hasta diciembre de 2021, o flexibilizar plantillas después de los ERTE; en materia de fiscalidad, reducir el IVA, reducciones o exenciones de impuestos y tasas como el IBI, IAE, basuras… y sobre el alquiler, ajustar los contratos, promover un período de protección jurídica que impida los desahucios.

Pero no son sólo ellos. También otros sectores como el de las peluquerías y salones de estética. Según datos de la IV Oleada del Estudio de Impacto Económico de la crisis del Covid en la imagen personal realizada en diciembre, las expectativas para este 2021 no son halagüeñas, ya que las previsiones de facturación en comparación con el ejercicio de 2019 son de una caída del 31,8%. Llevan desde enero movilizándose y clamando a los cuatro vientos la necesidad de recuperar el IVA reducido para la imagen personal.

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