La continuidad de Messi en el Barça sufrió un nuevo revés y empieza a parecer una utopía seguir viendo al argentino vestido de blaugrana la próxima campaña. El diario El Mundo filtró todos los detalles del contrato que Josep María Bartomeu, por entonces presidente culé, acordó con ‘La Pulga’ en el año 2017, cuando estampó su firma en su última renovación con el equipo.
Las cifras del acuerdo, siempre en bruto antes de retenciones fiscales, detallaba el montante salarial, así como primas o bonus específicos que percibe el jugador argentino desde hace poco más de tres años, relacionándolo de forma directa con la delicada situación económica del propio Fútbol Club Barcelona, con una deuda que asciende ya a 1.173 millones de euros según trascendió la semana pasada.
Para tratar de analizar la noticia hay que hablar, en primer lugar, del porqué de la filtración. Independientemente de quién haya facilitado los datos al periódico El Mundo, es evidente que llega en un momento en el que el propio Messi ya es libre de negociar su marcha a cualquier equipo a partir del 30 de junio, cuando finaliza el contrato que se renovó de forma automática el pasado verano, como así lo hizo saber el propio Bartomeu poco después de que el ‘10’ pidiera que le dejaran salir del equipo. También es obvio que la pandemia de coronavirus ha dejado la capacidad económica de los clubes de primer nivel al límite, con el Barcelona sumido además en una grave crisis institucional tras la dimisión de la anterior junta directiva y aún pendiente de la celebración de elecciones para la nueva presidencia. Tanto el club como el propio Messi no tardaron en anunciar medidas legales contra la filtración, interesada en cualquier caso, pero no hace falta ser economista para darse cuenta que el mayor contrato de la historia del fútbol es inasumible hoy en día para el Barça.
Los “culpables” de la situación
Gran parte de las reacciones tras la exclusiva del contrato de Messi señalaron a Josep María Bartomeu como principal culpable por firmar un contrato de tal magnitud. Pero también hay que detallar dicha situación. El por entonces presidente blaugrana renovó al mejor jugador del mundo en una situación mundial muy distinta a la excepcional que vivimos hoy en día con el coronavirus. Con los ingresos por ventas de entradas y patrocinios en su auge, la continuidad de Messi era por entonces cuestión de estado, la única en el Barça que tenía total unanimidad y consenso, fuera cuales fueran las condiciones. Si bien es cierto que las cifras astronómicas parecen de una imprudencia extrema, Bartomeu no podía permitirse el lujo de ser el presidente que dejó marchar a Messi, un patrón que repitió el mismo verano lanzando un órdago -que acabó ganando- al propio jugador tras su amago de denuncia.
Además está lo que el propio Messi genera, independientemente de la publicidad, llegando a cambiar el rumbo de la historia del Barça convirtiéndole en un equipo de primer nivel mundial, levantando 4 Champions League, 10 ligas o 6 copas además de sus 6 Balones de Oro. Parece difícil pensar que fue un error renovarle si tenemos en cuenta el desembolso de esa misma junta directiva en fichajes millonarios que nunca llegaron al nivel de lo esperado pero que supusieron un enorme agujero en las ya de por sí tocadas cuentas del club.
Los millones invertidos en Philippe Coutinho, Ousmane Dembelé, Nelson Semedo, Arthur, Malcom o Antonie Griezmann son los claros ejemplos de mucho dinero gastado con muy poco resultado, amparados siempre en la enorme sombra de un Leo Messi que se acostumbró desde décadas atrás a acaparar elogios en los títulos levantados pero también críticas en los peores momentos.
Ante todo ello y gane quien gane las elecciones a la presidencia del Barça, todo apunta a que los días de Messi como blaugrana están contados, los que restan hasta el 30 de junio habiendo ya cumplido los 34 años. El crack argentino quiere dar sus últimos coletazos en un equipo top que siga aspirando a lo más alto del viejo continente y la situación blaugrana obliga a un cambio generacional que revitalice las cuentas del equipo a base de caras nuevas. El, para muchos, mejor jugador de la historia parece estar ofreciendo sus últimas funciones en el fútbol español así que sólo nos queda disfrutar de él antes de que, no muy tarde, recordemos sus hazañas con añoranza.
Al mejor jugador del mundo con años luz de ventaja sobre el segundo, se ha ganado con creces el derecho a ganar esas cifras astronómicas. Gran articulo!