Dolores Redondo, a través de su novela “La cara norte del corazón”, adentra al lector en el proceloso mundo de la psicopatía o desorden de la personalidad y en el psicoanálisis.
A través de esta patología psiquiátrica investiga y disecciona la tormentosa mente de los asesinos en serie, sus patrones de conducta, sus desórdenes de la personalidad.
La genética, los antecedentes familiares, el entorno social, con sus conflictos y traumas, entre otros, pueden ser el origen de una sintomatología psicópata de arrebatos de ira, reiteración de mentiras, agresividad, irresponsabilidad, con una ausencia de remordimientos, como denominador común.
Con una apariencia de “normalidad” estos enfermos conviven en sociedad con arrebatos psicopáticos inexplicables socialmente y, por consiguiente, muy difíciles de detectar su patología y origen.
Ello lleva a Dolores Redondo a ilustrar al lector sobre el psicoanálisis descubierto por Freud, exponiendo y diseccionando la problemática personal de uno de los personajes de su novela, una joven subinspectora, cuyos antecedentes de una infancia de maltrato familiar la llevan a vivir con miedo, sentimiento con el que convivió desde su infancia, lo que le proporcionó una inseguridad que la dominó gran parte de su vida.
Un psicoanálisis a la subinspectora practicado por su superior jerárquico, es el que desentraña el motivo o motivos de las abstracciones mentales que ocasionalmente la dejan aislada de los demás compañeros de sus investigaciones.
Es una evidencia que estas personas que tienen momentos de ensimismamiento, pueden ser consideradas socialmente, y lo son en muchos casos, “bichos raros” debido a sus corazonadas, “adivinaciones”, o al llamado popularmente “sexto sentido” y es que este “sexto sentido” puede desarrollarse con notable agudeza en las personas que han vivido algún tipo de circunstancias traumáticas especiales y les ha hecho agudizar su mente como elemento de defensa, desarrollando un “poder” para detectar detalles variables en la personas o situaciones, detalles que muchos otros no ven, detalles que permanecen ocultos, pero que están palpitantes en esas personas y situaciones.
Esas variables observables ocultas son posibilidades potenciales en la conducta de un psicópata, de un asesino en serie y, en la mayoría de los casos, no son lógicas para las mentes normales, que no han explorado ese lado oculto de los asesinos, porque no conocen su existencia.
Sigmund Freud abrió “la caja de los truenos”, descubrió el subconsciente y con sus respectivas actualizaciones, continúa vigente en la Psiquiatría.