El acoso a través de las Redes Sociales

Última actualización el octubre 6, 2024

El acoso es un mal intrínseco en la sociedad que, como ocurre con esos males que están tan arraigados, sabe actualizarse y evolucionar con la propia sociedad. Es lo que está ocurriendo con el acoso escolar a través de las Redes Sociales. 

El acoso, especialmente el acoso entre escolares es un problema que, lamentablemente, nunca deja de estar presente. Tan solo hay momentos en que parece que se trata de un mal acuciante en la sociedad, cuando los medios de comunicación se hacen eco de lamentables sucesos, como ha ocurrido con la estudiante de un colegio de Madrid que se suicidó, cansada del acoso que sufría constantemente. 

Las Redes Sociales son un adelanto tecnológico que en muy poco tiempo ha pasado de ser un desconocido al motor en torno al que giran las vidas de muchas personas. Parece mentira que Facebook y Twitter, las Redes Sociales más usadas, surgieran tan solo en el año 2004 y 2006 respectivamente. En menos de 10 años se han convertido en una herramienta para comunicarse e informarse de lo que pasa en todo el mundo, y así mismo una herramienta sin la que muchas personas ya no saben vivir. 

Son muchos los problemas derivados de esa dependencia de las Redes Sociales, concentrados en la falta de relaciones personales entre miembros de la familia o la propia pareja. Pero en el caso del acoso escolar esos problemas van encaminados a que, gracias a las Redes Sociales, el acoso al que someten a otros jóvenes y niños es aún más grave y acuciante. 

Una herramienta de comunicación transformada en utensilio de tortura

Lo que ocurre con las Redes Sociales es que la ventaja que estas aportan se convierte en desventaja cuando intervienen en la práctica del Bulling o acoso escolar, pues el acoso se convierte así en una práctica constante. Ya no es necesario que el acosador increpe al acosado en clase o en el colegio, o si se cruza con él por el barrio. Esto era lo que ocurría con los estudiantes que sufrían acoso escolar o Bulling hace años, y para los que la única escapatoria era no ir a clase y encerrarse en su casa. 

Una escapatoria temporal y que no solucionaba el problema, cierto, pero que al menos les ofrecía un momento de relax y que muchos jóvenes solían aprovechar navegando por Internet, para así alejarse del lugar en que les había tocado estar, aunque fuera de manera virtual.

La era del Bulling cibernético

Ahora el problema es precisamente que el Bulling se ha hecho cibernético y, en consecuencia, el acoso continúa aunque el acosado y acosador no estén en la misma estancia o incluso el mismo país. Similar es lo que ocurre con la duración de ese acoso, ya que el acceso a las Redes Sociales se puede hacer las 24 horas del día, los 365 días del año, y por tanto lo mismo va a ocurrir con el acoso. 

Sucede así que el daño es evidente desde el primer instante, pues el acosador no se ve libre de los insultos y amenazas ni un solo instante, mermando su autoestima y salud. 

Las Redes Sociales se vuelven en contra de los acosados por Bulling

De este modo nos encontramos con que la propia idea que proponían las Redes Sociales se ha pervertido, ya que en muchos casos las Redes Sociales servían como vías de escape para aquellas personas que, ya fuera porque eran tímidas o tenían problemas a la hora de relacionarse con otras personas de su entorno, sí eran capaces de contactar con otros amigos a través del ordenador y el móvil. 

El hecho de que ahora otras personas estén usando esas mismas herramienta que usan para alejarse de sus problemas (aquí no entramos en discusión sobre si el tener amigos virtuales es mejor o peor que tener amigos de carne y hueso) para acosarles, lo que consigue es que de repente el acosado se vea alejado de la que era hasta entonces su única vía de escape. 

En consecuencia, aunque el acoso no deja de ser un mal que ha perseguido a estudiantes y adolescentes desde el inicio de los tiempos, con la presencia de las Redes Sociales ese mal que es el acoso se ha intensificado, siendo el Bulling cada vez más cruel, más constante, y donde cada vez resulta más fácil hacer daño a otra persona sin necesidad siquiera de conocerle.